Cuando Kembly Noemí Gutiérrez, trabajadora de la Alcaldía de Managua
(ALMA), recibía agresión física y psicológica de su ex marido, no existía la Ley Integral contra la Violencia hacia
las Mujeres (Ley 779), por eso decidió guardar silencio durante 10 años de su
vida.
Kembly, es una de muchas mujeres que algún día recibieron maltrato
familiar, pero callaron porque en la Policía Nacional sus denuncias no eran
tomadas en cuenta, era fácil que el agresor quedara en libertad y luego por
venganza sumara estadísticas, como mujer asesinada.
“Cuando una está enamorada de un hombre como
lo estuve yo, es difícil que lo denuncien, solo lo hacen en un momento de enojo
pero luego levantan la denuncia y todo queda igual” comento Gutiérrez, quien
agrego nunca decidió denunciar a su marido porque no quería hacer sufrir a sus
hijos con las peleas de sus padres.
“Más de cuatro veces me agredió y mis dos
hijos presenciaban el maltrato físico y verbal. Llego un momento que de ver
todo aquello ellos se volvieron agresivos y empezaron a sentir rencor hacia a
su padre” enfatizo la joven madre de 30 años.
La Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó una polémica reforma de dicha
Ley, el pasado 25 de septiembre, que permitiría la mediación entre víctimas y agresores
para delitos “menos graves”, un recurso que hasta ahora no admitía y no solo mujeres podrán interponer denuncia, sino también los varones
maltratados.
“Antes que no había mediación estaban irrespetando un derecho
establecido en la constitución política y era la persuasión de inocencia que
cita, todos son inocentes hasta que alguien demuestro lo contrario” informo
Nery Hernández, abogado.
La iniciativa de ley, propuesta con carácter urgente por la Corte
Suprema de Justicia, fue aprobada con el voto favorable de 83 diputados y
rechazada por otros cuatro, incluyeron un articulo que beneficia también a
personas de diversidad sexual, que ya no podrán ser agredidos física y
verbalmente.
“Ahora con esta reforma de la ley 779, la mujer será más tomada en cuenta
y no habrán mas historias como la mía. Uno tiene que poner un stop y no
permitir que el hombre llegue a la agresión, porque si no denunciamos y
perdonamos eso nunca acabara” finalizo, Gutiérrez.
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